Una de las características de la mente inferior es que es especialista en crear problemas irresolubles y, además, ilusorios.
¿Han notado que prácticamente en todas las etapas de la vida, hemos sentido que tenemos muchos problemas, no sabemos cómo resolverlos, la mayoría de ellos nunca se resolvieron y ahora, en el presente, es lo mismo? Es como si la vida fuese un problema.
Muchos de esos problemas no se resolvieron, desaparecieron y sin embargo ahora como siempre, tenemos una gran cantidad de problemas que resolver… y esto no se debe a que realmente tenemos problemas, se debe a que la mente crea problemas.
Los problemas que crea la mente tienen al menos tres características.
1.- No se pueden resolver.
2.- Son psicológicos y no reales.
3.- Cuando acaparan nuestra atención, nos hacen volvernos más torpes. O, como dice mi querido maestro Bhagavan, nos falla la inteligencia.
Un ejemplo:
Supongamos que me hace falta dinero. Tengo un problema concreto, necesito dinero. Para resolverlo la solución es relativamente simple, debo movilizar todos mis recursos para conseguirlo y, eventualmente, lo lograré. Es posible que tenga dificultades, si pongo todo mi esfuerzo en la tarea, descubriré una solución.
Sin embargo, la mente crea un problema psicológico y comienza con un diálogo como el siguiente: “No tengo dinero, qué vergüenza, los demás van a dejar de valorarme. Ayer mi mujer no me escuchó lo que tenía que decirle, porque ahora que no tengo dinero ya no me valora. Ahora no soy nadie… tengo depresión, me siento desesperanzado. No valgo nada.” Cuando entramos en este tipo de diálogo, no hay salida, ya que la mente ha definido “no valgo nada”.
Esto no es algo que se pueda resolver, ¡porque en primer lugar la afirmación es falsa, es solo un juicio acerca de mí mismo! ¿Cómo voy a resolver un problema inexistente? Y dada la forma en que he definido el problema, es altamente probable que comience a tener discusiones con mi mujer porque ella no me valora… esperando que la valoración de ella resuelva el juicio que he creado acerca de mí. Esto dificulta que resuelva el problema real y así, incluso es posible que mi mujer acabe por despreciarme.
Como el problema es inexistente no puede ser resuelto, sufro sin salida.
Otro ejemplo:
Supongamos que tengo muchas tareas que realizar y al final del día, no tengo tiempo para realizar actividades que me den placer. El problema es muy simple, se trata de averiguar cómo despejar tiempo para mí. Lo cual involucra movilizar mis recursos y mi astucia para hacerlo. Eventualmente, si pongo todo mi esfuerzo en la tarea encontraré una solución. Sin embargo, la mente crea un problema psicológico: “Qué injusta es la vida conmigo, siempre me ha perjudicado, siempre tengo que hacerme cargo de asuntos que no me corresponden. Estoy furioso y resentido, nadie nunca me ayuda. Es porque nadie realmente me quiere y nadie se preocupa por mí.” Así, desde mi resentimiento, podría aislarme, incluso podría enfermarme esperando que alguien se de cuenta de mi existencia y así, el problema inexistente acaba impidiendo resolver el problema real.
Te invito a un ejercicio. Piensa en todos tus problemas y tómate un tiempo para separar el problema real del psicológico. Es muy posible que descubras que en realidad no tienes NINGUN problema, ya que los problemas reales son oportunidades de crecimiento…
Tomás de la Fuente H.
Psicólogo
Terapeuta
Meditador
#ideasquesanan, creando cultura terapéutica para la humanidad
Tomas. Esa es mi existencia, fuiste muy claro. Mil gracias.
Gracias, solo queda poder aplicarlos
Gracias
Muy cierto Loque dice tomas soy nuevo en este tema buscando ayuda
Hola Gustavo, te recomiendo aprender la Meditación que hice el viernes. Se llama despertar a la paz. Esta en la sección de meditaciones aquí en el blog