Es muy difícil entender nuestro Ego. Nadie que nos causa más dolor que él, y sin embargo, es a lo único que no renunciaríamos.
Esta es la mayor desgracia humana.
Necesitamos aclarar tres preguntas para comenzar si queremos hacer algo al respecto.
1. ¿Qué es el Ego?
2. ¿Porqué nos apegamos tanto a él?
El Ego es tu mecanismo de defensa para defenderte del dolor al que estuviste irremediablemente expuest@ en tu niñez. Hay miles de tipos de Ego. Egocéntricos, Generosos, Sometidos, Violentos, Vanidosos, Silenciosos, Ruidosos, Miedosos, Atrevidos, Conservadores, Revolucionarios, etc. Ego, no significa ser egocéntrico. Ego es tu mecanismo de defensa y tod@s tenemos uno, algunos más obvios y otros menos. Lo que todos tienen en común es que hacen sufrir a su dueño.
Cada estilo de Ego ha servido para soportar un dolor del cual no tenías escapatoria. por esto te aferras a él. Cuando niños, literalmente, sobrevivimos gracias a él.
3. ¿Y por qué nos hace sufrir?
Porque el mecanismo de defensa crea la herida de la cual se defiende.
Dos Ejemplos:
Supongamos que tenemos un Ego Tímido. La timidez se originó porque no nos sentimos vistos y nos hemos explicado esto pensando que somos feos e indignos de ser vistos. La timidez es la defensa; no me muestro porque tengo miedo de que vean lo feo y ridículo que soy, sin embargo, al no mostrarme, entonces nunca nadie me ve y sigo creyendo que no soy digno de ser mirado.
O supongamos que tenemos un Ego Vanidoso y siempre hacemos grandes esfuerzos por impresionar a otros. La herida pudo haber sido similar a la anterior. No me sentí visto y para compensar la angustia, todo el tiempo me esfuerzo por ser exitoso y mostrar mis logros. Resultado, siento que la gente me ve por mis logros y no por lo que soy, entonces sigo sintiéndome herido.
¿Cómo salir del juego?
Acoger la angustia, dejar de defendernos de ella, tener el coraje de entrar a ese espacio oscuro que TODA la vida hemos evitado y permanecer un momento ahí. Unas horas, unos días.
De pronto sucederá el milagro, tu corazón se abrirá hacia sí mismo, y se convertirá en fuente de compasión. Podrás mirar a tu niño herido y decirle “ya no necesito defenderme de tí, porque ahora te veo, reconozco tu dolor, me puedo conmover contigo y te amo.”
La herida sanará, ya no necesitarás usar más tu Ego.
Tomás de la Fuente
Escritor de #ideasquesanan
Terapeuta, Formador de Terapeutas
Instructor de Meditación
@ideasquesanan, Creando Cultura Terapéutica para la Humanidad
Abril 2018