Nos movemos entre dos polaridades insanas respecto a la sexualidad… represión y exceso de libertad.
Hasta ahora no he visto a nadie en la consulta que se sienta realmente bien en ninguno de ambos extremos. Hablo de hombres y mujeres.
Por supuesto que la represión es nefasta, porque limita nuestra capacidad de disfrutar la vida, destruye nuestra vitalidad, enferma al cuerpo y nos sentimos secos y estériles. Y por otro lado el exceso de libertad sexual daña muchas relaciones, fragmenta el corazón, es un gasto excesivo de energía y nos deja vacíos a la larga.
Y cuando estamos en el extremo de la represión fantaseamos con la libertad extrema… y nos asusta. Y si estamos en la libertad extrema, en algún lugar nuestro sentimos que algo estamos pasando a llevar de nosotros mismos.
¿Cómo encontrar el punto medio?
Necesitamos integrar nuestra energía sexual a nuestro ser. Hacernos completamente uno con su fuego y su calor. La energía sexual es como un fuego que hay dentro nuestro que nutre todos los aspectos del ser. Cuando la derrochamos, entonces quedamos vacíos, cuando la reprimimos quedamos demasiado fríos. Y la cultura nos dice que la sexualidad solo se vive en pareja…
Pero tu energía sexual no es sólo para ser compartida con otra persona. CUando te unes total y completamente con su vibración, entonces te vuelves plenamente mujer, te vuelves plenamente hombre. Tu cuerpo, energéticamente, madura, igualmente lo hace tu mente y alma. Llegas hasta la raíz más profunda de tu identidad esencial.
Enciende tu fuego, respíralo, hazlo parte de cada músculo y cada célula de tu cuerpo y desde este lugar ponte de pie en el mundo y dí “Soy hombre, soy mujer, soy hermos@”. Nutre tu propio ser.
Tomás de la Fuente
Tomás de la Fuente
Psicólogo, Terapeuta y Formador en Terapia Gestalt
Escritor de #ideasquesanan