Si te detienes un momento, digamos, una hora, a observar tu mente y tus emociones, lo primero que vas a ver es cuanto sufrimiento hay.
La mente es un caos, generando pensamientos negativos casi al azar y por asociación libre, o bien reprimiendo los pensamientos negativos y las emociones asociadas generando gran tensión al cuerpo.
¿Y porque sucede esto? Nadie nos ha enseñado a estar en silencio o a pensar con el corazón. Es natural que estemos perdidos en medio de la violencia de nuestras emociones negativas y nuestros pensamientos destructivos.
¿Hay alguna técnica que nos pueda ayudar? Si y no.
Si, hay muchas, muchísimas buenas prácticas espirituales. La meditación es de mis favoritas. Hay muchas buenas terapias, la terapia Gestalt es de mis favoritas. No son las únicas, hay muchas y buenas.
Y No. No nos pueden ayudar de la forma en que quisiéramos. No es igual que quitarse una carie de un diente o comprar un producto en el supermercado. La oscuridad que hay en tu interior es el camino que tendrás que recorrer toda tu vida, es tu vía para crecer. Si comienzas a trabajar en ti, no te tomará un año o dos. Será trabajo para toda la vida.
Y esto no es algo negativo. Cuando haces un verdadero compromiso contigo, entonces la práctica espiritual y la terapia se convierten en grandes aliados. Pero no son salvadores, nadie puede ser salvado por una técnica, no importa qué tan buena sea. Ni tampoco por otra persona.
Es el trabajo diario, bien entendido, entendiendo que nuestro ser es una roca que para ser una obra de arte requiere esfuerzo y un trabajo realizado con amor y constancia.
¡Que tengas un año de crecimiento! ¡Cultivemos y difundamos una cultura terapéutica!
Tomás de la Fuente Psicólogo, Terapeuta y Formador en Terapia Gestalt Escritor de #ideasquesanan